Cómo se gestó el mapa
Hace algún tiempo empecé a interesarme por la Expedición de Magallanes y Elcano. El culpable, sin él saberlo, fue José Carlos G., autor del podcast de Historia de España memoriasdeuntambor.com del que soy ferviente admirador.
El fantástico programa que dedicó a explicar esta expedición despertó en mí un interés enorme por leer las fuentes originales que por fortuna han perdurado hasta nuestros días. Y no son pocas. Descubrí entonces que el contramaestre de la nao Trinidad, y después piloto de la Victoria, Francisco Albo, había escrito un extenso documento en el que detalla diariamente su posición, conocido como Derrotero de Francisco Albo, que leí.
Albo nos aporta día a día su latitud o "altura" sobre el ecuador, es decir, los grados de separación al ecuador, que es capaz de hallar tomando la altura del sol sobre el horizonte a mediodía. Además de esto, nos indica el rumbo seguido, y en bastantes ocasiones también una estimación de las leguas recorridas en el día. Sin embargo, en el siglo XVI no había medios para determinar la posición mediante coordenadas, dado que resultaba imposible establecer la longitud, es decir, la posición a izquierda y derecha en el mapa, por decirlo de manera sencilla.
Con todo ello, tuve curiosidad por tratar de averiguar por mí mismo cuál fue la ruta seguida en algunos tramos del viaje. Así que empecé a utilizar Google Maps para ello, creando un marcador por día, que colocaba en la latitud que Albo decía. A veces algún dato despistaba, pero en general parecía bastante evidente hallar la ruta determinando a estima la longitud -el dato que nos falta para que todo esto sea más fiable-.

Derrotero del viaje de Fernando Magallanes en demanda del estrecho desde el paraje del cabo de San Agustín, por Francisco Albo. Biblioteca Virtual del Ministerio de Defensa de España.
Tuve que averiguar a qué lugares correspondían casi todos los topónimos que utiliza, para lo que me ayudé de mapas antiguos. En particular me resultó muy útil el Theatrum Orbis Terrarum, publicado en 1570, obra de Abraham Ortelius.

Mapamundi del atlas Theatrum Orbis Terrarum, año 1570.
Tras recorrer así la costa atlántica de Sudamérica, y ver que no resultaba difícil, me animé a seguir. Y llegó un punto en que no pude parar. Completar la ruta se convirtió en una especie de obsesión, y en especial, la singladura absolutamente épica de Elcano desde Timor hasta las costas de Guinea que no pudo tomar, y las Islas de Cabo Verde de donde tuvo que huir a toda prisa. Con tal de evitar a los portugueses, que dominaban las rutas alrededor de África, fue tan al Sur que a punto estuvo de descubrir Australia, y se metió en la franja de los cuarenta rugientes, por donde nadie hasta entonces había navegado, en la que las tempestades y corrientes aún hoy suponen un desafío para los marineros. Y todo ello sin pretender tomar la costa en ningún momento.
Me resultó especialmente emocionante comprobar la exactitud de sus estimaciones de posición días después de haber doblado el Cabo de Buena Esperanza. Son capaces de clavar la distancia en a Tenerife cuando todavía recorren el Atlántico frente a Angola.
Una vez completada la ruta, y viendo que en Internet no hay prácticamente ningún mapa que sea fiel a ella, sino que en su mayoría se trata de meros esquemas, decidí hacerla pública. Antes de hacerlo tuve que dedicar muchísimo tiempo a ordenar los días cronológicamente. Además, incorporé a todos los marcadores de posición el texto del Derrotero, así como textos de Pigafetta o míos propios para completar la narración de lo sucedido. Algunas zonas problemáticas del Derrotero las repasé decenas de veces.
Fue un trabajo largo, que sirvió para repasar por enésima vez las posiciones que tenía establecidas, y volverme a subir con aquellas gentes en sus cascarones de madera.